La ética médica se deberá aplicar a la telemedicina, según la Asociación Médica Mundial
La Asociación Médica Mundial ha realizado una revisión de la Declaración aprobada en su 58ª Asamblea sobre la ética en la telemedicina
La Medicina avanza desde el punto de vista clínico, pero también humano, y es que las nuevas tecnologías han cambiado la relación médico paciente, que ya no siempre es frente a frente, sino también, a través de una pantalla. Sin embargo, la creciente aplicación de la llamada telemedicina no debe variar la aplicación básica de la ética médica. Esa es la idea que defiende la Asociación Médica Mundial (AMM).
Con este objetivo, la AMM hizo una revisión a una Declaración aprobada en su 58ª Asamblea, celebrada en 2007 en Viena sobre la ética en la telemedicina. En el documento resultante se insta a que los principios de la ética médica obligatorios para la profesión también sean respetados en la práctica de la telemedicina.
Líneas claves
Entre las líneas claves de este documento resaltan ideas como que pese a las nuevas tecnologías, la relación médico-paciente debe estar basada en un examen personal y conocimiento suficiente del historial médico del paciente. Es por ello que la telemedicina debe ser utilizada principalmente en situaciones en las que el médico no puede estar presente físicamente en un tiempo seguro y aceptable. También se puede usar en la gestión de enfermedades crónicas o del seguimiento después del tratamiento inicial, cuando se haya probado que es segura y eficaz.
Para llevarla a cabo, es esencial que el médico y el paciente puedan identificarse con confianza cuando se utiliza la telemedicina. Con este objetivo, se debe tener en cuenta que el consentimiento informado adecuado requiere que toda la información necesaria sobre los distintos aspectos de las consultas por telemedicina sea explicada a fondo a los pacientes. Esto incluye: explicar cómo funciona la telemedicina; cómo reservar citas; aspectos de privacidad; posibilidad de fallas tecnológicas, incluidas violaciones de la confidencialidad; protocolos de contacto durante las consultas virtuales; políticas de prescripción y coordinación de atención con otros profesionales de la salud de manera clara y comprensible, sin influenciar la decisión del paciente.
Por otra parte, el médico al que se le pide su opinión a través de la telemedicina debe mantener un registro detallado de los consejos que entrega, como también de la información recibida en la cual basó su consejo para asegurar la trazabilidad. Igualmente, el médico debe estar consciente y respetar las dificultades e incertidumbres que puedan presentarse cuando esté en contacto con el paciente a través de la telecomunicación. El médico debe estar preparado a recomendar un contacto directo médico-paciente cuando estime que es en beneficio del paciente.
En cuanto a calidad, establece entre otras cuestiones que se deben utilizar regularmente medidas de evaluación de la calidad de la atención para asegurar la seguridad del paciente y el mejor diagnóstico y prácticas de tratamiento posibles en la telemedicina.
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